viernes, octubre 02, 2009

EL PARAISO DE FAUSTO

Por: CÉSAR RUIZ*

Después de los torbellinos políticos habituales en Colombia a causa por ejemplo de los subsidios de "Uribito", la agonía de un Polo "democrático" bipolar por la elección de un desteñido Petro y la caída de un desdibujado y quemado Carlos Gaviria, de los anuncios presidenciales que lamentan (con certeza de gurú) el que no haya dinero para la "seguridad democrática" en las principales ciudades del país, donde la gente se mata porqué "me miró mal", "me robó las vueltas", "dejó pillar la caleta"... Mientras Cali se convierte en un infierno cuyos círculos se pintan con sangre y con destellos de polvo blanco, Bogotá crece en la informalidad, el hurto callejero (ya no se pueden usar adornos con las indumentarias y a los niños de preescolar les roban las loncheras) y en las ciudades en general aumenta el desespero porque no hay dinero, ni empleo, paulatinamente se desvanece la idea de lo honrado. Los efectos naturales sumados al negocio de los narcotraficantes es que las drogas expandan su mercado interno (en algunos barrios de la ciudad se consigue más fácil un "moño" de marihuana que un gajo de cebolla) y se busca frenar el consumo con una simple y vanal propaganda institucional...Mientras tanto el presidente de los colombianos (algunos uribistas dicen que no lo hace él sino su alter ego y otros incluso afirman que su sombra bandida) gasta tres millones de dólares y hasta más en la seguridad de varios magistrados. También se desvanece en el aire el dinero de DMG, las demás caletas del narcotráfico y los entuertos de la dupla heredera de la estirpe Uribe. Claro está que ese "mientras tanto" también se desvanece ya que las cosas cambian su apariencia con la velocidad que cambia en clima en Bogotá. Tal vez sea por culpa de un pueblo y unos gobernantes con ideas disecadas. En Bogotá he observado el rostro triste de personas que andan mirando el piso y cargando un periódico bajo el brazo como si llevaran la caja de pandora, ¿acaso ellos y los demás no nos damos cuenta que la esperanza no está afuera sino en nosotros mismos?, seguiremos esperando elecciones distractoras para elegir un representante. El ídolo puede estar en la sombra, en el campo indómito de la necesidad.En Colombia hoy existe una acendrada docilidad que estimula diversas formas de corrupción, impunidad y politiquería barata. Se nos olvida decirle al señor presidente, a don Samuel Moreno, a los ministros, generales del ejército y la policía, terratenientes y capitalistas que entre mayor sea su fuerza, mayores son sus responsabilidades. Estamos esperando un especialista de lo improbable, el secreto tampoco es la abstención que lava manos ni la confianza en nuestra "reputada" democracia.Durante años los gobiernos colombianos y por supuesto los de las principales ciudades han gastado millones innecesarios con la prepotencia de un mafioso, ocho años condenados a gastos para la guerra, deudas por metros, reconstrucciones de puentes vehiculares, ejes ambientales, viajes parlamentarios..... Por el dinero que le queda a la nación se lanzan ávidos ciertos plutócratas jubilados que se hacen de la noche a la mañana ministros y diplomáticos (hasta Edgar Perea se va de embajador a Suráfrica a ir alquilando las habitaciones para el mundial del 2010), la política en Colombia es muy visitada por el diablo y aquí Fausto tiene el paraíso.No hay lugar para el disenso y la crítica busca apartamento en el exilio.

*Licenciado en Ciencias sociales. Actualmente Profesor de Historía y Geografía económica en el Colegio Calasanz de Bogotá.