sábado, marzo 01, 2008

IRON MAIDEN EN BOGOTÁ

Por: CÉSAR RUIZ

Estaba preocupado, las noticias no dejaban de bombardear amarillismo acerca del concierto, entrevistaban a todos los guerreros que cinco días antes del toque estaban aguardando en las puertas del Simón Bolívar para ver a la Doncella de Hierro mover sus cabellos por primera vez en Colombia. Sabía que el ingreso seria difícil más aún si tenía que trabajar incluso el día del concierto, además las diligencias propias se convertían en un tropiezo.

Desde el día que recibí el tiquete de entrada con el numero 26814 no dejé de hacer mi cuenta regresiva de meses, días, horas y minutos, me preparé como debía hacerlo, el baño se convirtió en la consola permanente donde se encontraban mis cantos emocionados en un ensayo permanente, debía aprender cada uno de los temas para hacerle los coros al viejo Bruce Dickinson, mi preparación ardua me llenó de seguridad pero un plus fue el saber que allí estaría con mis viejos amigos, esos con los que había esperado a EDDIE durante casi toda nuestra vida.

Ese jueves salí del trabajo, tenía poco tiempo, las actividades personales se atravesaban pero fueron evacuadas rápidamente, Cronos el dios del tiempo se convirtió en mi aliado, tomé un colectivo que me llevo a la 68 con 26, me bajé junto al puente y me dispuse a caminar entre miles de personas vestidas de forma similar mostrando sus casacas donde Iron Maiden era protagonista, el mítico Eddie apareció frente a mi como una figura de cera, aproveche para tomarme una foto con el icono del Rock, también para saborear un sanduche de jamón con una malta y comprar algo para llevarle a mis amigos que desde una noche atrás se encontraban haciendo la fila, les marque y mágicamente a través de mi celular aparecía la voz de uno de ellos quien me contó que estaban en la puerta de la plaza de eventos. Yo seguía caminando y noté una fila interminable de rockeros de todas las edades, desde los adolescentes que iniciaban por la senda del metal hasta los abuelos vieja guardia que para muchos de nosotros son sujetos arqueológicos por medio de los cuales se puede ver la historia del rock.

Caminé preocupado ya que no sabia como entrar y algo sucedió, quizá Eddie esperaba que lo viera de cerca y se apoderó de las mentes de los policías y personas de logística por unos minutos, los suficientes como para que pudiera entrar tranquilo, en medio de todos sin recibir preguntas de ningún tipo, caminé tranquilamente y me aloje al lado de mis amigos, me ubiqué en el primer sitio para entrar. Allí espere un rato, luego se acercaron unos jóvenes a verificar el código de barras de mi boleta, me quité los tenis y las medias, pasé donde un policía que me hizo una requisa sencilla e ingrese al lugar, a la plaza de eventos que en ese momento era prácticamente mía. Olvidé ponerme el calzado e inicié una carrera que no podré explicar jamás hasta que llegué a la baranda donde podía ver tranquilamente a esos caballeros del metal que para mi tenían carácter de deidades.

Llegaron mis compañeros, me encontré con otros, no importó la lluvia ni el granizo que por un momento nos asustó al recordarnos el anterior Rock al Parque, pero no afectó, Eddie esta tarde y noche sería el dueño de los elementos hasta que terminara la subliminal jornada. Un helicóptero activo los gritos de Maiden, Maiden, Maiden... Apareció el sonido de Introspección, el de la hija de Harris y después de 45 minutos por fin la leyenda hizo su arribo al escenario. Mis músculos se contrajeron, un sudor frío sacudió mi cuerpo, mis cuerdas vocales se templaron, estaban listas para la descarga y recibí el choque eléctrico que esperé siempre, la voz de Bruce llego para asaltar el aire, apoderarse de él y de las almas de quienes estábamos en el lugar, así fue como llegaron a mi los temas los temas que la superbanda trajo con el tour mundial llamado Somewhere Back in Time. La primera canción interpretada fue Aces High , del disco Powerslave de 1984, a partir de allí no paramos de cantar y saltar frenéticamente con otros temas emblema como The Number of the Beast , 2 Minutes to Midnight, Fear of the Dark, the trooper y can I play with madness, entre otros; para mi gusto faltó Be quick or be dead, pero al final no importó pues ademas de la musica me entretuve observando los distintos trajes que mostró Dickinson, admirando el poderoso escenario que mostró las distintas etapas de la banda, mirando la sonrisa de Nicko McBrain mientras tocaba su batería, Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers y Steve Harris hicieron lo suyo, apoderarse de nuestras mentes de manera sencilla, con ondas musicales que atravesaron nuestros cerebros para hacernos sentir quizás la mejor velada rockera de nuestras vidas, Eddie apareció en el escenario para desatar la histeria colectiva y Bruce dijo que pronto volverían … Seguramente todos los estaremos esperando nuevamente.

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