LOS DÓCILES PAJES

por: CÉSAR RUIZ

Cada vez que veo los noticieros, leo los periódicos y me muevo en las calles escuchando el sonido de voces que se desvanecen, me preocupo más ya que me doy cuenta que en nuestro país aunque ingresen algunos discursos seculares cada vez mas se niega el derecho a la singularidad, las voces se silencian, el miedo circula, la única manera de vivir tranquilos es ser unos dóciles pajes.

El 7 de agosto de 1819 se selló en el puente de Boyacá lo que denominamos nuestra independencia, los españoles nacidos en América alentados por las afrentas que hacían sus hermanos peninsulares decidieron liberarse de la discriminación de la que eran sujetos, así lo hicieron haciendo presas posteriormente a los mestizos, negros e indígenas, a esos seres que habitaban el territorio que actualmente ocupa nuestro país. Las estructuras del poder continuaron pero cambiaron de dueños, a eso le llamaron independencia.

Claro está que hubo quienes ofrendaron sus ideas y su vida para buscar una libertad que se veía al alcance de la mano, esa que se impulsó con la independencia de las Trece Colonias y la Revolución Francesa, era el momento. Inocentemente manipulados por Inglaterra que prestó dinero a los ejércitos del libertador, no por filantropía, lo hicieron con su afán imperialista característico y heredado a los habitantes del país del Tio Sam para posteriormente apoderarse de nuestro país durante casi un siglo, mientras que su sucesor, perfilaba su doctrina Monroe, esa que hasta hoy desea implementar con el TLC o el ALCA, que construye poco a poco con el plan Colombia.

Para nadie es un secreto que muchas cosas fallan en nuestro país, hay miedo, pero yo creo sinceramente que es la hora de la verdadera liberación física y mental, terminar con el ritual de la cobardía para ponerle la cara a lo que sucede. El problema radica en quienes manejan el poder, si bien en la democracia el pueblo es el que tiene el poder y la soberanía, también es cierto que las masas a mayor tamaño son estúpidas y manipulables. Las instituciones fallan, se buscan hegemonías, y se consiguen, de Pastrana a Pastrana, de Lleras a Lleras, de Uribe a Uribe... con todos sus sequitos de lagartos lamiendo sus manos para alcanzar unas migajas de poder en detrimento de los necesitados.

País de muertes, ya casi cumplimos nueve años de la muerte impune y absurda de Jaime Garzón, quien me dejo una gran lección, hay que dar la vida por un ideal, si es necesario reconstruir el edificio del poder para construirlo mejor y mas equitativamente hay que hacerlo, donde quiera que estemos tenemos que golpear con el martillo de la verdad, es la hora de convocar las fuerzas de los que consideramos lamentable ver siempre los mismos ventrílocuos y titiriteros manejando los hilos del poder, infiltrándose en la vida de los individuos, es necesario quitar de la cúspide de pirámide a los maestros del deber ser, a quienes buscan limitar las sonrisas de los individuos, las expresiones, la vida misma castrando su singularidad, matrizando el pensamiento, esa será la real libertad 200 años después, un ejercicio de soberanía, es hora de quitar las caretas, de remover los maquillajes y mirar a los ojos, sin temor. Eso no es ningún pecado.