lunes, mayo 04, 2009

PARA MOSQUEARSE CON LOS NEGOCIOS DE TOMÁS Y JERÓNIMO EN MOSQUERA

Gracias a: http://www.carlosvicentederoux.org/

Conurbación, plusvalías, confianza inversionista
Para mosquearse con los negocios de Tomás y Jerónimo en Mosquera
Abril 28 de 2009

Los municipios del occidente de la Sabana están sentados sobre una mina de oro. Sus tierras se están valorizando aceleradamente, porque la expansión de Bogotá las hace muy apetecibles para construir viviendas, bodegas y fábricas. Pero enfrentan dos peligros: el de terminar conurbándose con la capital para formar una megalópolis inmanejable. Y el de ver que la valorización de sus predios termina en manos de los inversionistas privados... como Tomás y Jerónimo Uribe y sus socios.

Los particulares que invierten en tierras en la Sabana son amigos de la expansión de Bogotá y las poblaciones circunvecinas, pues la transformación de los suelos rurales en residenciales e industriales, los valoriza. Por eso presionan incesantemente a las autoridades territoriales, y en ocasiones las sobornan, para que le jueguen al modelo expansivo. Y hace décadas que vienen ganando.
Los intereses públicos se mueven en la dirección opuesta. En la de contener los límites de Bogotá y compactarla, haciéndola crecer en altura. Y en la de convertir a las poblaciones vecinas en nudos de una red de polos residenciales e industriales densos e interconectados.
La capital dejaría, entonces, de lanzar a sus pobres a extramuros, y se volvería una ciudad más amable y de mayor integración socio-espacial. Sus vecinos se salvarían de ser devorados por la conurbación. Y se protegería a la Sabana, rescatando la vocación rural que le asignó la Ley 99 de 1993, al declararla de interés ecológico nacional, con destinación forestal y agropecuaria prioritaria.
Lamentablemente, al gobierno nacional no le preocupa que las mayores ciudades de Colombia estén embarcadas en el modelo expansivo. Y en el caso de Bogotá, está promoviendo programas que lo fortalecen.
Ejemplos de éstos son los macroproyectos de vivienda en Funza y Mosquera; las zonas francas, 17 ya en Bogotá y Cundinamarca, muy dispersamente localizadas; y el Tren de Cercanías, que en ausencia de un modelo territorial racional, favorecerá la urbanización desordenada de los predios adjuntos a los corredores férreos.
Corresponde a los distritos y municipios autorizar y modular la transformación del suelo rural en urbano y definir la densidad de ocupación, vinculada a la altura de las edificaciones. Ellos disponen, además, de instrumentos legales para apropiarse de parte de la valorización o plusvalía, causada por los cambios de usos y alturas que decreten. Pueden obtener así áreas para vías, parques y equipamientos, y recursos para construir las obras correspondientes, sin sacrificar la inversión social del ente territorial.
Si las facultades mencionadas se han ejercido débil e inadecuadamente en Bogotá, es de imaginarse lo que ocurre en los municipios vecinos. Su ciudadanía es pequeña y frágil. Sus instituciones no tienen capacidad de resistir las presiones de los particulares para que se cambien los usos del suelo y no se tasen y cobren las plusvalías. La magnitud de los negocios en curso, es un caldo de cultivo para la corrupción de alcaldes y concejales.
De manera, pues, que la inversión de los hermanos Uribe en Mosquera combina cuatro ingredientes desafortunados para el interés público. Jalona un modelo de desarrollo expansivo y de conurbación con Bogotá en un municipio sabanero. Está basado en la apropiación privada de la valorización predial. Se aprovecha de tres programas muy discutibles promovidos por el gobierno que preside su padre. Al asociar a la familia del ex alcalde que cambió de rural a industrial el uso del suelo, pone el negocio bajo una sombra perturbadora.
El gobierno nacional está promoviendo la confianza inversionista. Eso está bien. ¿Pero cuáles son los negocios que merecen ser cubiertos por ese clima? Los transparentes y, cuando se trate de finca raíz, los que impulsen un desarrollo territorial acorde con el interés público y no se basen en la apropiación particular de las plusvalías.

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